El calor extremo ya se hace sentir en gran parte del país, y el verano recién comienza. Pero no afecta por igual a todos. En estados como Texas y Florida, las altas temperaturas revelan profundas desigualdades en infraestructura, acceso a recursos y capacidad de respuesta gubernamental. El verano pasado, más de 134 millones de personas estuvieron bajo alertas por calor extremo en Estados Unidos, en uno de los episodios más intensos de la historia reciente, que dejó al descubierto cuán vulnerable sigue siendo gran parte de la población.
Obeysser Prada vive en Frisco, en el condado de Collin, Texas, una de las zonas urbanas de más rápido crecimiento del estado. En los veranos recientes, ha sentido en carne propia lo que significan los 110 °F (43 °C) bajo el sol tejano. “Esto puede provocarme desde fatiga extrema hasta un golpe de calor si no tengo precaución”, contó por teléfono. Y no es una exageración: en 2023, Texas registró 306 muertes relacionadas con el calor, la cifra más alta desde que el estado empezó a registrar muertes de este tipo .
El calor extremo comienza a representar un riesgo para la salud a partir de un índice de calor de 85 °F (29.4 °C), según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). También se consideran peligrosas las temperaturas absolutas de 90 °F, 95 °F, 100 °F o más, especialmente cuando la humedad es elevada. Un indicador crítico es la temperatura de bulbo húmedo, que combina temperatura y humedad para estimar cómo se siente realmente el calor en el cuerpo
Según los CDC, entre 1999 y 2020, se registraron 15,707 muertes relacionadas con el calor en EE. UU. con un aumento significativo en los últimos años. En 2021, se reportaron 1,600 muertes por calor, siendo Arizona, California y Texas los estados con mayor número de fallecimientos. Además, se estima que anualmente ocurren aproximadamente 67,512 visitas a salas de emergencia y 9,235 hospitalizaciones debido a enfermedades relacionadas con el calor. Sin embargo, los expertos advierten que estas cifras están significativamente subestimadas, ya que muchas muertes atribuibles al calor no se registran oficialmente como tales. El impacto real del calor extremo es mucho mayor de lo que reflejan los registros.
Texas: Entre récords de calor y respuestas insuficientes
El calor no solo se mide en grados. Se siente también en la factura de electricidad, que puede aumentar entre un 20 y un 50 % durante el verano debido al uso intensivo del aire acondicionado. “A veces tengo que racionar el uso del aire acondicionado porque los precios se disparan”, explicó Prada. En agosto de 2023, la demanda energética hizo que el costo del megavatio por hora saltará de $275 a $2,500 en un solo día, según datos de ERCOT, Electric Reliability Council of Texas.
En Texas existen programas de asistencia energética a nivel estatal y federal que pueden ayudar a mitigar estos costos. Para obtener información sobre estos programas y determinar la elegibilidad, recomiendan contactar por teléfono al 2-1-1 o visitar tdhca.state.tx.us.
Prada mencionó que intenta protegerse buscando lugares públicos con aire acondicionado, usando ropa ligera, bebiendo agua constantemente y evitando salir entre las 10 a.m. y las 5 p.m. Pero criticó la falta de respuestas locales concretas: “Aquí en Frisco no hay un plan específico para enfrentar el calor extremo. Todo depende del estado, y eso no siempre es suficiente”.
El Departamento de Servicios de Salud de Texas recomienda a los residentes permanecer en lugares con aire acondicionado durante las olas de calor, como centros comerciales, bibliotecas o centros comunitarios. Para localizar centros de enfriamiento cercanos, se puede visitar tdem.texas.gov/cool o llamar al 2-1-1.
A esto se suma una legislación estatal reciente, la ley HB 2127, que prohíbe a los gobiernos locales implementar ordenanzas para proteger a los trabajadores que laboran al aire libre del calor. “Eso nos deja aún más vulnerables, sobre todo en la construcción y la agricultura”, afirmó.
Florida: Sensación de abandono, a pesar de iniciativas locales
Más al este en Florida, el calor también marca la rutina. En Orlando, Domingo Salcedo, empleado de un parque temático, experimenta el calor como un desgaste físico constante. “Sudo muchísimo y necesito cambiarme de ropa varias veces al día. Tomo agua con electrolitos para no desmayarme”, dijo por teléfono. Reconoció que su empleador sí se preocupa: “En este parque temático (Disney) reparten sobres de electrolitos y agua en todas las estaciones de trabajo. Nos recuerdan a diario la importancia de hidratarnos”. Pero cuando se le pregunta por recursos del gobierno, responde con sinceridad: “Desconozco si existen; si los hay, no llegan a mí”.
En Florida, la exposición al calor extremo representa una amenaza significativa para la salud pública, un estudio del Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad de Florida (UF/IFAS) documentó 215 muertes relacionadas con el calor en el estado entre 2010 y 2020, con un 71 % de las víctimas siendo hombres y un 27 % mayores de 65 años.
A pesar de estos riesgos, en julio de 2024 entró en vigor la ley HB 433, firmada por el gobernador Ron DeSantis, que prohíbe a los gobiernos locales establecer regulaciones para proteger a los trabajadores del calor extremo. Esta legislación impide que ciudades y condados exijan a los empleadores proporcionar descansos, agua o sombra durante condiciones de calor intenso. La ley afecta a aproximadamente 1.8 millones de trabajadores al aire libre en Florida, muchos de los cuales son inmigrantes hispanos, quienes ahora carecen de protecciones específicas frente a las altas temperaturas. El representante demócrata Michael Gottlieb presentó por tercera vez un proyecto de ley que exige agua fría y pausas de 10 minutos cada dos horas, pero la propuesta fue indefinidamente pospuesta y retirada de consideración el 3 de mayo de 2025
La Ciudad de Orlando, en colaboración con la First United Methodist Church of Orlando, ha establecido un centro de enfriamiento para proporcionar alivio durante los días de calor extremo. Este centro ofrece un espacio climatizado, acceso a agua potable y servicios básicos para las personas más vulnerables. Está ubicado en 142 East Jackson Street y opera de domingo a viernes, de 12:00 p.m. a 4:00 p.m., durante los días en que el índice de calor supera los 103 °F.
Al sur del estado, Verónica Araujo, residente de Doral, un área metropolitana de Miami, explicó que el calor le afecta más en lo emocional que en lo físico: “Nos volvemos más irritables y dejamos de hacer cosas. Además, todo sube: el aire acondicionado, el agua, lavar más ropa… el consumo de agua y electricidad se va por las nubes”.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades las altas temperaturas pueden tener efectos graves en la salud mental. Los pacientes con trastornos mentales, como esquizofrenia o demencia, son especialmente vulnerables durante las olas de calor, ya que sus medicamentos pueden interferir con la regulación de la temperatura corporal, aumentando el riesgo de hipertermia y hospitalización. Además, estudios han demostrado que las tasas de suicidio tienden a aumentar en climas más cálidos, lo que sugiere una conexión entre el cambio climático y problemas como la depresión.
Camila Mendoza, residente de Miami, siente el impacto directamente. “Salgo lo menos posible. Mi perrita también sufre”, explicó. “Hay una directora del calor en el condado, pero no he recibido alertas ni recomendaciones, no sé en qué invierten mis impuestos en ese programa. Todo lo que hago es porque busco la información por mi cuenta”.
En el condado Miami-Dade, los residentes pueden recibir alertas de calor extremo y otras emergencias a través de sistemas oficiales gratuitos. Uno de ellos es Miami-Dade Alerts, que envía notificaciones por mensaje de texto o correo electrónico sobre condiciones climáticas peligrosas; para inscribirse, se necesita crear una cuenta en miamidade.gov/alerts. Además, quienes viven dentro de la ciudad de Miami pueden activar ALERTMIAMI enviando la palabra ALERTMIAMI al 88877. Un proceso que, en apariencia, plantea dificultades para adultos mayores y quienes carecen de vivienda estable.
Desde el 1.º de mayo, la Ciudad de Miami puso en marcha una red de diez centros de enfriamiento para enfrentar la temporada oficial de calor extremo (del 1.º de mayo al 31 de octubre). Estos espacios públicos con aire acondicionado están ubicados estratégicamente en parques y centros comunitarios para servir a poblaciones vulnerables.
Los centros ofrecen agua potable, acceso a baños y material informativo sobre el calor extremo. Además, complementan la red del condado de Miami-Dade, que incluye algunas bibliotecas como refugios térmicos.
El Plan de Acción contra el Calor Extremo del condado, lanzado en 2022, tiene como objetivo reducir los impactos negativos del calor extremo en la salud y la economía de la comunidad. Este plan se centra en informar, preparar y proteger a los residentes, especialmente a aquellos en áreas históricamente desatendidas. Incluye acciones como la mejora de la comunicación sobre riesgos de calor, la expansión de la infraestructura verde y la implementación de políticas de equidad climática. Sin embargo, la experiencia de Mendoza destaca una brecha en la difusión de información y en la conexión entre las políticas públicas y la comunidad.
Rossana Guerra, quien también vive en Doral, explicó que el calor extremo afecta su rutina diaria: “En verano casi no salgo. Hago menos cosas al aire libre. Sé que avisan sobre hidratarse, pero de recursos concretos no tengo idea”.
Un desafío nacional con respuestas desiguales
El calor extremo ya no es solo una molestia estacional. Es una amenaza pública que se cobra vidas, afecta la productividad y revela profundas desigualdades sociales y geográficas. Mientras algunas ciudades avanzan con iniciativas como los centros de enfriamiento o estaciones de hidratación en el trabajo, otras dependen únicamente del esfuerzo individual de sus residentes.
Y como dijo Prada desde Texas, “el calor no discrimina, pero las políticas sí pueden proteger—o abandonar—a quienes más lo necesitan”.